¿Qué alquimia provoca que los diseñadores coincidan en una misma
dirección? Es una de las preguntas más recurrentes que recibe la
industria de la moda, reunida estos días en la semana de París. La
respuesta más cínica ve una conspiración para hacernos comprar
precisamente lo que no tenemos; la más optimista, dota a los creadores
de una sensibilidad capaz de traducir los cambios de su tiempo en
abrigos, zapatos y trajes. Entre ellas, media una amplia escala de
grises en la que entran consultores, análisis de tendencias, estudios de
mercado y el no precisamente imprevisible y pendular movimiento del
deseo.
05/03/2013, El País >> VER NOTICIA
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